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miércoles, 13 de noviembre de 2013

El tratado de Binéfar

Historia de Espana antigua y media de Luis Suárez Fernández
De libro Historia de Espana antigua y media de Luis Suárez Fernández.

En 1363 la situación de España era más o menos como sigue: Pedro I de Castilla se había convertido en el peligroso agresor que ninguna fuerza parecía capaz de detener; en el lado de enfrente, la Castilla desterrada, muy numerosa, hab´ñia cobrado unidad tras la muerte del infante Fernando, y tenía un programa para restaurar el régimen conculcado por el tirano. Las posibilidades de esta segunda para alcanzar el triunfo eran muy escasas: era inaudito que un bastardo pudiera sustituir a un rey legítimo.
Pero Pedro IV, que estaba entre ambas, tenía pocas opciones; todos sus esfuerzos para alcanzar una paz duradera de su homónimo de Castilla estaban inexorablemente condenadas a fracasar. O se destruía a éste o él mismo podía verse destruido. La fuerza castellana, favorecida por la crisis económica que ahora se cebaba en los estados de la corona de Aragón, parecía insuperable.
Pero una decisión tan grave como provocar en Castilla la revolución implicaba una ruptura completa de la política de Bernardo Cabrera, el celoso defensor del legitimismo monárquico y el hombre a quien, en definitiva, se debía la victoria sobre la Unión. Perparándola, el Ceremonioso desarrolló una intensa actividad diplomática
para atraer al rey de Portugal a una absoluta neutralidad y para convencer a Carlos II de que los efectos de una victoria castellana serían más perniciosos para Navarra que para él mismo.
Pedro IV de Aragón
Pedro IV de Aragón
Entre los días 25 y 26 de agosto de 1363 Pedro IV y Carlos II se entrevistaron en Uncastillo, y hablaron también con Enrique de Trastámara. El resultado de esta entrevista fue una alianza militar contra Castilla, la cual sería repartida entre ambos aliados, en los términos que allí se fijaron.

Era un medio para incluir al rey de Navarra en la guerra, aunque el precio a pagar era muy alto. Carlos II recibía 230000 florines, más otros 22000 mensuales durante todo el tiempo de la lucha. Pero en realidad el navarro empleó estas sumas, y las que obtuvo de las Cortes, en un intento desesperado para recuperar Normandía, que fracasó en la batalla de Cocherel (16 de mayo de 1364). de modo que, el rey de Aragón se sintió traicionado y en derrota.
Enrique de Trastámara
Enrique de Trastámara


En Uncastillo, Enrique había tenido la sensación de que era ahora el hombre imprescindible; mandaba las tropas castellanas, elemento sustancial para la guerra. Entonces presionó, anunciando que se iría a Francia, allí en donde el delfín Carlos sabía apreciar mejor sus servicios. En negociaciones secretas entre Binéfar y Castejón de Sos (6 de octubre de 1364), Pedro IV se decidió a franquear el paso decisivo y reconocer a enrique como un candidato al trono. En caso de victoria el bastardo entregaría a su aliado el reino de Murcia y las ciudades de Utiel, Moya, Cañete, Cuenca, Molina, Medinaceli, Almazán, Soria y Agreda. Se cambiaron rehenes muy importantes: Juan, el futuro rey castellano, pasó a educarse a la Corte aragonesa; Alfonso, conde de Denia, el menor de los hijos de Pedro, se incorporó al séquito Enrique, de quien llegaría a ser colaborador. A este último hará marqués de Villena después de la victoria.

páginas 388 y 389 del libro


En marzo de de 1366, recobradas magallón, Borja y tarazona, Pedro IV y el conde de Trastámara se separaron; juraron antes los acuerdos de Binéfar, completándolos en una promesa de matrimonio, para el futuro entre Leonor de Aragón y el primogénito castellano Juan.

páginas 392


Resumen: Puede leerse que, una vez terminada la guerra, el rey de Aragón Pedro IV no logra nada de los acuerdos firmados entre ambos en Binéfar.
páginas 407

En definitiva, mediante dicho tratado (El tratado de Binéfar), Pedro IV de Aragón y Enrique Trastámara, se comprometen a la eliminación física del Rey de Castilla. Pedro IV obtiene de su aliado la ciudad de Murcia a cambio de su colaboración.

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