DÍA DE LAS AGUEDAS
De
haber llevado mi móvil en el bolso, pura ciencia ficción allá por los
años 70, empezaría esta reseña con una foto de todos los chicos del
pueblo sentados en los bancos alrededor de la pista de baile del
Palermo. Allí estaban ellos la noche de Santa Águeda, esperando que
nosotras, las chicas, una vez al año fuéramos las que los sacaran a
bailar. Si alguno se atrevía a darnos calabazas, tenía sentenciado su
futuro como bailarín. ¡Qué malas !
Poco a poco se incorporaron a
las cenas de chicas. Era el día adecuado para subir al novio a casa,
con la pandilla todo era más fácil.
Han pasado muchos años y yo
cada 5 de febrero sigo con mi cena de chicas. Ahora la pandilla la
formamos mis nietas, mis hijas, algunas amigas y yo misma. Seguimos la
tradición. Es bueno quedar una tarde y reír juntas, aunque hayan de
soportar una sobremesa llena de anécdotas y recuerdos de aquellos años.
Brindis y bailes acaban el día.
Lola Aurín
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