La historia de la Kraba en sus primeros años nos muestra la esencia de lo que significa ser peñista: ilusión, amistad y un espíritu festivo que convirtió a un grupo de chavales en una referencia imborrable de las fiestas de Binéfar. Sus camisetas azul turquesa, sus bombos incansables y aquel corral transformado en local social son solo el principio de un relato que aún hoy sigue latiendo en cada fiesta.
Y, como ocurre con el Tozal, el Latacín o Binéfar 77, que también hemos recogido en este blog, cada peña no es solo un capítulo en la historia festiva de la villa, sino parte de una crónica colectiva que explica por qué las fiestas de Binéfar son únicas.
Al final, todas juntas forman una auténtica epopeya popular, escrita con amistad, charangas y juventud, que ningún libro podría contener del todo, porque cada septiembre, se escribe un nuevo capítulo en las calles de nuestro querido Binéfar.
Hablar de una peña como La Kraba y tratar de abarcar toda su historia en una sola entrada es, sencillamente, imposible. Ocurre lo mismo con otras agrupaciones como el Latacín, Tozal o Binéfar 77, cuya trayectoria es tan rica y extensa que necesitaría un libro entero. Por ello, en esta ocasión hemos decidido centrarnos únicamente en sus primeros años, esos inicios llenos de anécdotas, ilusión y la chispa que dio forma a lo que hoy sigue siendo una de las peñas más emblemáticas.
La Kraba, como no, nace en un chamizo:
Los siempre populares chamizos que hoy conocemos, ya existentes en los años setenta, son sin duda los lugares donde entonces la juventud se refugiaba, a falta de otras atracciones a su medida. Uno de ellos, llamado "CHAMIZO DE LAS SIETE JOTAS", constituye la semilla que originará LA PEÑA LA KRABA.
El
nombre de "Las siete jotas" no alude a ningún componente
folklórico, simplemente recoge la circunstancia de que los nombres
de los siete miembros del grupo empiezan por la letra Jota:
José Manuel Abenoza
Jesús Gavin
Javier Estaran
Juan Ramón Boren
José Antonio Ardanuy
Juan José Molins
José María Abizanda
El local donde se reunían estos compañeros de clase del Instituto de Binéfar, que contaban entonces 17 años, se encuentra situado en la Calle Tarragona, aprovechando las antiguas cuadras del Corral de la familia Abenoza.
A
raíz del bando publicado por la Comisión de Fiestas en la Voz de
Binéfar de junio de 1.976, trasladan al resto de amigos su inquietud
por constituir una Peña. Este grupo ya más numeroso cuenta con
otros compañeros de estudios (Enrique Bordes, José María
Cristóbal, Jaime Gil, José Manuel Ardiaca, José Ramón Capdevila,
Vicente Lagüens, Carlos Barrau, Pepe Barrau, María Jesús Jaime,
María José Sorando, Fefa Puy, Teresita Ibarz, Ana María Casas,
Richard Pueyo, Francisco José Pequerul, Francisco Dolz, Francisco
Rodero, Conchita Pueyo, etc.) con los que se reúnen habitualmente en
la Cueveta (zona del bar D'Alcort, marcado con una arcada, y que
antiguamente era un horno de pan). Allí deciden lanzarse a la
aventura de crear una peña. Concretan una nueva cita y acuerdan que
cada uno aportará ideas para darle un nombre atractivo.
En la siguiente reunión, deciden decantarse por "LA KRABA", una palabra de la zona y divertida; que además resumía un poco el espíritu que buscaban, cuando se mencionaba en el dicho popular: "Estas como una kraba"'. Igualmente acuerdan llevar las camisetas color azul turquesa, ahora denominado también azul Kraba, debido a que el resto de colores atractivos del catálogo ya habían sido seleccionados por otras peñas.
Logotipo y camisetas
Seguidamente
preparan una preinscripción en los bajos del Ayuntamiento, para
conseguir el número exigido por la Comisión de Fiestas y poder
optar a los beneficios que esta ofrece. Rápidamente consiguen reunir
con jóvenes de 14, 15 y 16 años el grupo necesario (los más
jóvenes del conjunto de todas las peñas), y se formaliza la
inscripción. Al frente de la Peña, se sitúa José Manuel Abenoza,
si bien la "cuadrilla" mencionada, con su trabajo lleva
adelante la asociación los primeros años. Para confeccionar el
escudo que identificará a la peña se dirigen a José María
Gallart, que prepara un boceto de una Kraba de cuerpo entero, bien
dotada de cornamenta, encerrada en un doble círculo concéntrico, en
el que igualmente se lee "PEÑA LA KRABA".
El
primer año, se compran camisetas de ropa interior del color elegido
pero no da tiempo a mar-carlas, y se acompañan con un pañuelo de
color similar, liso y sin cuadros. Ya el año setenta y siete se
venden las primeras camisas azul Kraba, con un escudo grande situado
en el centro del pecho, y el cuello (redondo) y las bocamangas
rematados en color azul marino. Cuando estas se terminan, a las
siguientes, se les añade en los hombros una tira con cinco franjas
blancas y azules (modelo Adidas).
Primeros locales
Aprovechan
el corral mencionado, propiedad de los padres de Abenoza, para
instalar el local social. Constaba de una zona descubierta de gran
superficie, con una puerta a la Avda. del Pilar y un local contiguo
cubierto (antigua granja), a la que se accedía desde la Calle
Tarragona. Existían en el mismo local otras dependencias, unas a la
misma altura que eran utilizadas con anterioridad como chamizos (uno
el de "Las siete Jotas"), que se mantienen; y una superior,
que servía en tiempos de pajar y que se utiliza para la intendencia.
Allí se preparan los bocadillos, cenas y resopones.
Como nos relatan algunos de los socios de aquella época, el principal problema que se encuentran es que el local está muy puerco, sin duda se trataba de un antiguo corral destinado al cuidado de animales, que llevaba tiempo sin utilizarse. Pero con las ganas existentes, no hay impedimentos y varias semanas antes de las fiestas una brigada se dedica todas las tardes a limpiarlo.
Francisco Rodero se ocupa de la instalación eléctrica y acústica, en los años posteriores le ayudaría José Ignacio Calero que estudiaba electricidad y se le conocían sus dotes de aprendiz de inventor.
En el interior se sitúa la zona de barra y lo más importante, "el reservau". Para ser una peña de verdad, entonces se requería tener un espacio apartado con muy poca luz que sirviera para dar rienda suelta a las necesidades con la pareja o simplemente para dormir.
Pertenecer a la Peña La Kraba, no supone un gran desembolso. Los primeros años es obligatorio adquirir los bonos de toros que cuesta 250 Ptas. y el de baile que tiene un coste de 350 Ptas. para las mujeres y de 700 Ptas. para los hombres; a estas cantidades hay que añadir doscientas cincuenta pesetas para los gastos de peña.
Fiestas de Binéfar
Comienzan
las fiestas de 1.976, de acuerdo con lo propuesto por la Comisión de
fiestas, la Kraba participa cerrando el desfile junto al resto de
peñas creadas ese año; "
.... cerrando el desfile la
CHARANGA "SANTA CECILIA" de Mallen (Zaragoza) acompañada
por las diversas PEÑAS BINEFARENSES"
Tras
la Charanga desfilan los socios del Tozal, Toli-Toli, Rosigón,
Gayata, Abadejo y KRABA, cada uno con la camiseta del color elegido;
granate, blanco, rojo, azul marino, rojo y azul turquesa
respectivamente.
Este año todos seguidos cada uno con su
pancarta y bombos, pero sin carroza, pues estas aparecerían el año
siguiente.
Después
del desfile siempre se procedía a la inauguración del local social
encendiendo una traca (de verdad) comprada en la pirotecnia de
Huesca.
A
disposición de todos los socios, amigos y visitantes existían unos
cetriles de vino, sangría y poncho preparados con el mayor esmero y
arte por Carlos Barrau, que llegó a alcanzar fama por su sabor
(todavía no ha facilitado pistas sobre la lista de los
ingredientes). Y para acompañarlo cacahuetes y patatas fritas. No
existía entonces servicio de bar, y durante las fiestas se consumían
casi exclusivamente estas bebidas. El vino se obtenía gratuitamente
en unos barriles azules de plástico de la Bodega Isábal
subvencionados por la Comisión de fiestas.
Los peñistas para su uso personal, llevaban al local botellas de licor (ginebra y vodka normalmente) y para evitar su consumo por otros socios, las escondían en el local, con el peligro de que alguien topara con ellas y se las bebiera.
Hay
que significar que al igual que ocurre en el resto de las Peñas, la
asistencia a los actos en los que participa La Kraba, se produce de
una forma masiva y ordenada.
Antes de cualquier actuación todos los socios se concentran en el local y acuden juntos, tras la pancarta (elemento indispensable). Los actos con mayor asistencia de Peñistas son el desfile inicial y los toros, el bono de estos resulta obligatorio adquirirlo, debido al compromiso que APEBIN y la Comisión de Fiestas realizan con el empresario.
Los Bombos
Otro
elemento importante durante estos años es el "bombo". Cada
Peña cuenta con uno o varios, que sirven para animar a los socios en
el desfile y toros, despertar algún dormido y para dar la
"tabarra"', sembrando el desconcierto entre los vecinos a
horas intempestivas.
El primer bombo que adquiere la Kraba, se lo "agencia" inmediatamente Richard Pueyo, decora el parche con el escudo y no lo suelta en todas las fiestas. Al año siguiente se compra otro, que sería utilizado principalmente por Carlos Castillo. Además de acudir a todos los actos con el citado instrumento, los peñistas se situaban delante de las casas donde sabían de la presencia de mozas forasteras, y allí tocaban y gritaban hasta que se asomaban las zagalas que dormían en la vivienda. Como estas se presentaban vestidas, volvían a la carga pidiendo su presencia, pero esta vez en camisón.
Cuando por algún motivo algún vecino o vecina, se quejaba del ruido, e increpaba a los peñistas, estos se plantaban delante de su casa hasta aburrirse. En el año 82, Richard se cambia de Peña, y con él se va uno de los bombos. El que queda en la Peña, lo toma en "posesión" Manolo Barrau, que durante muchos años continuó con la tradición de hacer sonar este instrumento durante los desfiles y actos taurinos, sin permitir que otro peñista le arrebatara esta parcela (pobre del que lo intentaba).
Actos populares
Durante
estos primeros años los actos programados por nuestra Peña,
consisten principalmente en el vermouth y el resopón diarios, la
asistencia a los toros donde se merienda (si no se le tira a la
peña
de al lado) y una cena.
A las 12:30 horas ya limpia y recogida la peña se inicia la sesión vermouth, en la que se invita a los socios al líquido tradicional, con algún pequeño tropezón. Importante destacar que el acto se acompañaba de una audición musical, que se intenta sea monográfica (jazz, rock, etc.) y normalmente a cargo de Miguel Angel Abadías.
Tras
el vermouth una ronda por los bares de moda, dando colorido al
mediodía festivo. En una ocasión un grupo de peñistas descubren
delante del Cafetín (bar tradicional situado en la esquina de la
Avda. del Pilar y Calle San Pedro -Banco Santander Central Hispano-)
varias cajas de botellas de refrescos y cervezas, y van poniéndolas
en línea hasta que llegan al Ayuntamiento, donde aparece la pareja
de la Guardia Civil (que en ese momento mandaban como diez o doce).
Todos salen corriendo, pero la fuerza instructora consigue coger a
uno. Como castigo simplemente le obligan a recoger todas las botellas
(posiblemente lo acompañaron de alguna pequeña caricia o bofetón,
por ser muy comunes en la época).
En estas rondas matutinas también se llevan los bombos, y un día les ofrecen veinte duros (una pasta) por ponerse delante de la terraza del Ordesa y tocar durante una hora. Como no tienen otra cosa que hacer y la suma es atractiva, se plantan junto a las mesas y empiezan la serenata. Cuando llevan un rato, Paco el del Ordesa, para deshacerse de ellos y sin saber porqué estaban allí, les ofrece cuarenta duros si se van a otro sitio.
Las tardes de fiestas
Las tardes se presentan más animadas, después de comer, concentración en la Peña, café (no da para carajillo), unos se dedican al sano arte del guiñote y otros (más bien otras) preparan los bocadillos. Surgen diferentes comentarios al respecto, unos, mejor dicho unas, ponían el mayor empeño en prepararlos, otro sector se dedica a introducir sorpresas como cartón o quitar la "chicha"", con el fin de conseguir los "bocadillos sorpresa", que al repartirlos generalmente siempre les tocan a los mismos. Se cargan los bocatas, las botas repletas, los bombos y con la pancarta hacia los toros.
La Fanfarre de Polito y sus Anastasios
Uno de los actos que alcanza mayor aceptación y participación de público consiste en desfilar tras la charanga una vez finalizados los actos taurinos. Este auge coresponde a los años 1.978, 1.979, 1.980 y 1.981, cuando a nuestras fiestas acude "LA FANFARRE DE POLITO Y SUS ANASTASIOS".
Todos los peñistas desfilan al son de la música y recorren las calles de la Villa, parando en los locales de todas las peñas, donde se les invita a beber y comer. Cada día se alterna el recorrido para terminar en diferente peña.
La
simbiosis generada entre esta charanga y los ciudadanos de Binéfar
(peñistas y no peñistas), va mucho más allá del desfile posterior
a los toros, el ambiente que genera este grupo musical, se vive
durante el resto del día. Como sigue siendo tradición actualmente
pronto por la mañana, la Charanga recorre durante los días de las
fiestas, diferentes calles de la población, realizando conciertos en
puntos marcados, donde los vecinos agasajan con vino, pastas y
madalenas a músicos y espec-tadores; siendo el más nombrado y
animado el que tiene lugar en la Calle Las Flores.
Al frente del grupo marcando el recorrido el AGUACIL, José Planes Cirera que incluso una vez jubilado cumple con su obligación.
Esta
formación musical que primeramente se denominó, "Fanfarre
Polito y sus Anastasios"; puesto que el director era Carmelo
Iriarte (alias Polito) y todos sus integrantes pertenecían a la peña
Anastasios de San Sebastián, posteriormente pasó a llamarse
exclusivamente LOS POLITOS. Durante su paso por nuestra población
intervendrán en otros actos; por ejemplo se ocupan durante todas las
fiestas del año 1.978 del baile popular situado en la Plaza España
(sesión de tarde y noche), a partir del año 1.980 realizan una
ronda fin de fiesta (preludio del entierro de la sardina),
etc.
gualmente el carácter festivo de los integrantes de la
banda, genera situaciones de alegría espontánea, pues por la noche
participaban de la fiesta y a cualquier hora en un local de una peña
se juntan dos o tres músicos y montan un espectáculo ellos solitos. En
una entrevista publicada por la voz de Binéfar en Octubre del año
1.982 el
concejal de fiestas reconoce su error: "Aunque
todos podíamos estar de acuerdo en que la charanga es lo que más
ambiente crea en la calle, el no haber traído otro grupo (Politos)
estuvo condicionado por la cuestión económica. Lo que ha quedado
demostrado es que una banda tiene unas características que no se
acoplan a lo que tradicionalmente se venía haciendo; ha sido un
hueco notable en estas Fiestas y que debe corregirse".
Como deja claro, este año los Politos no vienen a Binéfar por una cuestión simplemente monetaria (el año anterior habían costado 630.000 Ptas., sobre un presupuesto global de gastos de 4.419.850 Ptas.), esta ausencia es cubierta por una banda y se rompe por completo la sintonía entre peñas y Charanga, cuestión que no se volvería a recuperar.
Las Cenas
Llegamos a la Kraba a la hora de cenar, asunto que supondría durante años un problema pues como ya se anuncia en algún programa; "A las 22:30.- A esta hora nos vamos a descansar. Procurar que os inviten los amigos a cenar". En el programa solamente se recogía una cena, normalmente de longaniza a la brasa, el resto de días imaginación.
Posteriormente ya en el año 1.980, coincidiendo con el quinto aniversario, se obsequia el día del patrón con una merienda de pan con tomate y jamón. Este acto de conmemoración sería sustituido posteriormente por la tarta y el cava (cuando había cuartos).
Tras
la cena y normalmente hasta finalizar el baile se cierra el local y
los peñistas, acuden a los bailes organizados por la Comisión de
Fiestas, a las «ferietas» o a los chamizos. Se estila por estos
años compartir la pertenencia a la Peña y tener con los amigos un
chamizo, para otros menesteres.
Con la creación de Apebin, se
busca realizar actos que cubran este horario que resulta difícil
para la juventud, pues rechaza el participar en los bailes donde
acude la gente mayor (muy mudada). Ya en las fiestas de 1.977 la
Asociación de Peñas realiza el día trece una verbena popular. Al
año siguiente crearía la figura de la "Peña de guardia"'.
Este local permanecerá abierto las 24 horas del día intentando
concentrar en él a todos los peñistas el tiempo que el resto de
locales permanezcan cerrados. Para hacer más llevadero el día, la
Peña anfitriona, además de procurar marcheta con la música, brinda
a todos los peñistas suculentos aperitivos y tentempiés.
Kraberos
en el desfile del 81.
Bailes
Durante
los años 1.981, 1.982 y 1.983, la Peña de guardia, se encarga
igualmente de organizar el baile en su local. Al mismo, están
invitados los socios de las tres peñas, mientras que los no peñistas
deben pagar una entrada de cien pesetas. El primer año estas
actuaciones tienen lugar el día trece en la Peña El Tozal, el
catorce en el Latacín y el quince en la Kraba. El afamado e
internacional grupo (según reza en los programas) encargado de
amenizar las sesiones es la Orquesta Altamira. Según nos relatan,
para la actuación a realizar en la Peña La Kraba, (ahora de nuevo
situada en la Avda. del Pilar, corral de Abenoza), se instala como
escenario un remolque agrícola.
Cuando la Orquesta ya lleva un
rato de actuación, de repente, se levanta estrepitosamente el
remolque de una punta debido a una descompensación del peso, se
corta el sonido, y vuelve a caer en su posición original; ahora eso
sí, sin músicos encima, que han ido a parar al suelo con los
instrumentos y parte del equipo.
Una
vez terminado el baile, se abren todas las peñas, se pone la música
a tope y se ofrece a los socios variados resopones; chocolate con
torta, quemadillo de ron, caldo de pollo, etc., con la intención que
el cuerpo aguante hasta las seis, hora de las vaquillas.
El
sábado siguiente a las fiestas, los peñistas de Apebin se cenan una
de las becerras sacrificadas en las corridas de las fiestas, que
cocinan Joaquín el del Drago y Ramón el del Chantilly (primeros
titulares del Bar del local social de la asociación) es el más
acondicionado. Tras permanecer tres años en el local inicial,
la peña se traslada a la Calle Arrabal, un local de la tía de
Juan Boren (tesorero de la Peña en aquel entonces).
Se intenta por todos los medios y por primera vez, mantener el espíritu de la Peña más allá de las fiestas de Septiembre. Para ello José María Abizanda, ayudado de Richard Pueyo, Pepe Barrau y Juan Carlos Serrat, construyen un hogaril y una barra de obra, para utilizarse en las fiestas y para realizar otros actos a lo largo del año. El día de nochevieja de 1.979 se organiza una cena y se invita a todos los socios, pero acuden solamente 19, el menú consistía en pollos al ast y cava. Como habían comprado una caja entera de uva, antes de las campanadas se van a la plaza de la Iglesia con todo el material, a celebrar el inicio del año. Igualmente se organiza el día de San Quílez de una forma colectiva pero tampoco tiene gran éxito.
Para
las fiestas de 1.980 vuelve a tenerse el primer local situado en la
Avda. del Pilar, pero al año siguiente la peña se trasladará
a la esquina de la Calle Lérida con la Calle Doctor Fleming, actual
comedor social, propiedad de los padres de Anselmo y Javier Isábal,
donde permanecería dos años.
La Música
La
música constituye en según que momentos un factor importante dentro
de las actividades de la Peña, pues le da ambiente al local y se
utiliza como atractivo para los socios y visitantes, el disco con
mayor relevancia llega en 1.981. Una Orquesta Mondragón en alza,
publica en 1.980 un disco titulado "Muñeca hinchable" ,
que contiene canciones tan conocidas como "Ponte la peluca"
",
"Muñeca hinchable"", "Porros de fresa y limón"
etc. Pero el corte que causaría sensación ya entonces, sería "El
niño Japonés". No se trata claramente de una canción, más
bien es un diálogo (de escasa duración), interpretado por Javier
Gurruchaga y Pedro "Popocho"; en el que un presentador da
paso a un niño Japonés que relata "unos bellos poemas
inspirados en el Sol".
A lo largo de veinte años este
disco de vinilo ha estado acompañándonos, girando a 33 y 45
revoluciones, empujado por la mano, con vasos encima; le han caído
infinidad de cubalibres, y sigue imperdurable. Uno de los socios más
pesados, que durante más de una década nos ha castigado con la
audición de "El niño Japonés", es Sergio, al que a lo
largo de las fiestas es necesario esconderle el disco y evitar así
un castigo continuo.
De traca ¡¡
De
todas formas cuando empieza a sonar, siempre se produce una división
de opiniones, pues si bien existen gran número de detractores,
también hay socios que saben apreciar la fuerza del "corte".
En
el año 1.982 tuvo lugar uno de los hechos más recordados de la peña
La Kraba y que provocó que no se pudiera utilizar de nuevo el local
donde se encontraba ese año. Una vez finalizado el desfile, en el
que ya habían existido problemas pirotécnicos, como la tradición
exigía, todos los socios se encontraban en la Calle Doctor Fleming,
a la espera de la inauguración oficial del local. Tras las palabras
del presidente, José Antonio Salazar "Toñito" y José
Ramón Capdevila "Choli" prenden la traca (esta vez de
dimensiones considerables) que han instalado a lo largo de la
pared.
Los primeros petardos consiguen romper las cuerdas que
sujetan parte de la traca a la estructura del edificio, y el petardo
final se desprende cayendo sobre el capó de un Renault 4, donde
explota. La impresionante onda expansiva, consigue romper los
cristales de la fachada, reventar las botellas instaladas en una
estantería e incluso José Antonio Altabás se queda en la mano con
el culo de una botella de vodka al explotar el resto del cristal, y
lo peor de todo, la explosión abre un boquete en el capó del
vehículo.
Después
del revuelo originado inicialmente, se acuerda recoger todos los
restos que pueden implicar a la Peña en el desastre del coche,
y hacerse el "sueco".
Algo más tarde el propietario del Renault llega al lugar con una escalera al hombro. Sin percatarse de nada entra en el vehículo, y al intentar poner punto muerto para arrancar el motor, ve que le falta la bola del cambio de marchas y sorprendido descubre el destrozo del exterior. Sale del vehículo pidiendo explicaciones pero todo el mundo dice no saber nada de lo ocurrido. Rápidamente va en busca de los municipales y en la Peña se presenta el Cabo (Espina, el brazo fuerte de la Ley y el orden por aquel entonces, "demasiau") y el sargento de la Guardia Civil. Consiguen entonces obtener la descripción real de los hechos y piden que les acompañe el presidente de la Agrupación, que este año es Pepe Barrau. Este junto con varios miembros de la junta habían acordado desaparecer, para intentar evitar en lo posible que el propietario del vehículo pudiera imputar responsabilidades a la Peña. La fuerza instructora se pone en marcha para buscar a los responsables y los encuentra a la altura de la Mina. "Amablemente", les piden que los acompañen al cuartelillo. Una vez allí se disponen a confeccionar el atestado, pero ninguno de los agentes sabe utilizar la máquina de escribir, por lo que acaba confeccionando el informe Pepe Barrau, uno de los denunciados.
Una
vez finalizadas las fiestas, el Ayuntamiento tras muchas gestiones,
consigue que la Compañía con la que tiene suscrito el seguro de
responsabilidad civil, se haga cargo de los daños sufridos por el
propietario de la furgoneta. Moraleja: Trabajar en Fiestas, ide
ninguna manera! y mucho menos utilizando una escalera.Y si lo haces;
delante de la Kraba o en su acera, No aparques el vehículo, puede
ser la pera.
Finales de los setenta
Durante los años que nos ocupamos, existen principalmente dos grupos dirigentes diferenciados. El primero constituido por la cuadrilla de José Manuel Abenoza, componentes del grupo inicial de fundadores de la Kraba. Abenoza abandonaría la presidencia el año 1.978, al irse a cumplir con la Patria. Parte de los amigos permanecen en la Junta, siendo importante la labor de Juan Boren, que continuaría muchos años al frente de la labor financiera, marcada por la precariedad presupuestaria.
El segundo grupo, se agrega durante los dos años
siguientes, cuando asume la Presidencia Pepe Barrau. Se trata de sus
compañeros de cuadrilla, Anselmo y Javier Isábal, José Luis Pau,
Fernando Pueyo, etc. Se da la circunstancia que la mayoría de estos
provienen de la recién extinguida Peña Abadejo.
En el año 1.980, se produce un giro en la presidencia y la asume un jovencísimo Jerónimo Pueyo, que entonces cuenta con diecisiete años, uno de los dos socios iniciales más jóvenes, pues en 1.976 contaba tan solo con trece años. Se trata de un intento de renovar y rejuvenecer los cargos directivos que no tendrá éxito. Pues al año siguiente y durante dos anualidades más, retoma la presidencia Pepe Barrau.
Fuera
de la actividad estrictamente festiva, la labor corresponde a APEBIN
y la
Peña, más que organizar se limita a participar en los
actos preparados.
Durante los veranos se organiza un torneo
interpeñas de Fútbol. Inicialmente se celebran en el Segalar, pero
cuando este campo se cierra a cal y canto, por preservar las
instalaciones para el C.D. Binéfar, se traslada al "Secarral"
actual Polideportivo de "Los Olmos".
Un poco de historia
Cronológicamente detallaremos pequeñas reseñas relativas a las actuaciones y espectáculos que durante estos primeros años pudieron verse en Binéfar, así como anécdotas o situaciones curiosas.
1.976
Este
año la peña cuenta con 96 socios, de edades comprendidas entre los
trece y diecisiete años.
Al Toli-Toli se apuntan 83 peñistas,
curiosamente entre los socios figuran las cuatro majas (M° Elena
Roy, Marisa Puy, Mª Pilar Cavero y Conchi Morillas), a las que no
les cobran cuotas (exentas por guapas), entendemos que cuestiones
como esta o similares crearían el rumor que a esta Peña se apuntan
los que tienen ganas de ligar.
La Peña el Cascabel, cuenta con treinta y seis parejas, pues los socios se apuntan como "fulanito y señora", todos se encuentran casados. El Tozal tiene 109 socios, al Rosigón se apuntan 85 socios y a la Gayata 110 socios.
Además
de los bailes populares a celebrar en la plaza España, encontramos
las siguientes actuaciones en el Pabellón Municipal; DANIEL
VELÁSQUEZ, LONE STAR, ALBERT HAMMOND Y MARA LASSO y MOCHI Y SU GRUPO
CON SUSANA ESTRADA (espectáculo catalogado de picante, no sin duda
cuenta con una de las pioneras del "destape" en España,
pero que resultó ser muy "flojo" de contenido eró-tico,
por lo que la Comisión de Fiestas se niega a pagar la totalidad del
caché al representante")…
Resulta
sorprendente comprobar que el Grupo Lone Star, antes de actuar debera
enviar un detalle de las letras de las canciones que interpretaría,
selladas por el "Ministerio de información y Turismo, sección
de Circo y Variedades"". La censura impone su ley, y lleva
un control férreo sobre las actividades culturales que tienen lugar
en los pueblos y ciudades.
En el cine La Paz, se proyecta la película HEIDI, coincidiendo con el gran éxito que en la televisión está alcanzando la serie del mismo título.
Estas
fiestas se celebra el primer TROFEO VILLA DE BINÉFAR, deMotocross.
Una vez finalizadas las fiestas, el Alcalde propone
enviar un escrito felicitando a las Peñas por su labor y
comportamiento, la moción se aprueba por unanimidad en la
Comisión
de fiestas.
1.977
La
Kraba cuenta con 122 socios.
En el cine La Paz, se proyecta la película "Marco", personaje de máximo éxito televisivo, "Marco, de los Apeninos a los Andes". La marca de productos lácteos Danone regala cromos de la serie, que todos los niños de entonces coleccionamos con entusiasmo.
El Ayuntamiento se gasta 37.800 Ptas. en el vino que regala a las peñas, total 2.100 litros.
En Binéfar se instala estos días el gran circo Ringland de fama mundial (desconocemos sí contaba con elefantes entre sus fieras). (Esto que os lo cuente alguno de los mayores de la peña :-)
1.978
Este
año la peña cuenta con 119 socios.
La
Comisión de Fiestas este año se limita a realizar actos populares.
La A.C.R. Binéfar-77 se atreve a traer un pabellón y preparar
un programa atractivo de baile con el siguiente cartel :
Día
13, ORQ. ESTRELLAS NEGRAS
Día 14, ORQ. MARAVELLA Y
CIMARRÓN
Día 15, ORQ. MARAVELLA Y JANIO MARTI
Día 16,
ORQ. MARAVELLA Y JOSÉ GUARDIOLA
Día 17, ORQ. MARAVELLA Y LOS
GUARANIS
Finalizadas las fiestas Binéfar-77 presenta un escrito en el Ayuntamiento indicando que el resultado de esta empresa ha supuesto un déficit de 374.752 Ptas. y pide la colaboración de las arcas municipales para sufragarlo. La corporación rechaza colaborar.
Tiene
lugar el Primer CERTAMEN NACIONAL DE FOTOGRAFÍA "VILLA DE
BINÉFAR". Al Ayuntamiento le cuesta 93.000 Ptas. los tres
mil litros de vino que facilita a las peñas (menuda subida comparado
con el 77). La discoteca Chrysalys, que era el lugar de "moda"
y recogía fuera de fiestas gran parte de la animación de Binéfar,
presenta en la contraportada del libro de fiestas un programa
completo, con sesión todos los días.
1.979
Este
año la peña cuenta con 141 socios. Se combinan las actuaciones
populares con las del Pabellón, siendo las más destacables JANIO
MARTI, IV DIMENSION, TIJUANA y ESTRELLAS NEGRAS.
Se vuelve a
realizar un festival de música Folk-Rock donde intervienen PABLO
GUERRERO y SUBURBANO.
1.980
Este
año la peña cuenta con 146 socios. El presidente de la Comisión de
Fiestas, es José Ramón Gombau, socio de la PEÑA LA KRABA, y
representante de la Asociación.
En el entoldado actúan
ELIE PORTAL&LES MEDITERRANEENS, ANA MARIA ABRIL, LOS JUNIORS, y
ORQUESTAS FRENESI Y GIGANTE.
1.981
Este
año la peña cuenta con 151 socios. El "Baile de Pago" se
realiza en el Salón Palermo, con las actuaciones de COMPANÍA
ELÉCTRICA DHARMA, ORQUESTAS MONTJUICH Y SERPENTINA, ORQUESTA
CARAVANA Y OBÚS, GRUPO CIMARRÓN.
Se
reestructura la Comisión de fiestas y se establece que las Peñas
contarán con
un representante por cada cien socios que tengan,
con un máximo de tres.
La primera constancia fehaciente que existe de un entierro de la sardina bien organizado se recoge en la voz de Binéfar de septiembre-octubre de 1.981, escrito por un tal Sócrates:
"El Tozal,
con su charanga organiza el entierro. Detrás le siguen el resto de
las peñas de APEBIN. Suben por el ferial e inesperadamente asaltan
el edificio de BINEFAR-77. Una vez dentro, con el muerto, la orquesta
tozalera y el resto del personal, sube el doctor "Geromo" y
sus mariachis al escenario, dan una señal a la banda y todos juntos
empezamos a cantar: Cuba, que bonita es Cuba, todas las
cubanas bailan el bayón..…'
1.982
Este
año la peña cuenta con 139 socios. Antes de las fiestas se produce
un debate muy tenso entre el concejal Juan José Mallen (presidente
de la Comisión de Fiestas) que defiende unas fiestas totalmente
populares y las peñas que quieren mantener el organigrama actual, en
la votación se impone la segunda opción.
El
día 11, actúa en el entoldado situado frente a la discoteca el
Grupo MECANO, que cuesta 500.000 Ptas. Corren rumores que la
actuación será en Play-back, por lo que al poco de iniciarse la
actuación un sector del público le lanza frutas y hortalizas a la
cantante, un bote de tomate impacta en el pómulo de la cantante, Ana
Torroja. Por ello se suspende el espectáculo. La comisión de
fiestas añade al caché 20.000 Ptas. para que vuelvan a actuar,
situación que no se produciría.
El resto de los días
actuarían LOS KENTS, PLATERS, SALSETA DEL POBLE SEC Y LA ORQUESTA
MARAVELLA.
La
Peña EL ROSIGÓN organiza la primera Gymkhana humorística "Villa
de Binéfar" y el Ayuntamiento la primera Muestra de
Folklore Altoaragonés.
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Serie peñas de Binéfar:
- Cascabel
- Chaplin
- Kraba
Fuentes:
- 25 años peña la Kraba de Ramón Muro y Sergio Isábal
- Ayuntamiento de Binéfar
- Partidas, calles y apodos de Binéfar (Huesca), de Javier Giralt Latorre