Continuamos la serie Peñas de Binéfar con la segunda entrega esta vez dedicada a la peña "El Abadejo".
Se repiten algunas características comunes de las primeras seis peñas formadas en 1976: La Gayata, La Kraba, El Tozal, Latacín, Binéfar 77, Cetril y Cascabel. Cada una con identidad propia, forjadas a partir de antiguos chamizos. Nace en 1.976, proviene de la fusión de varios chamizos y el nombre es una palabra popular que viene dada de otra de uso mas común. "Abadejo", es la forma coloquial de llamar al bacalao. El anagrama utilizado era una raspa de pescado, dentro de un círculo y la camiseta de color rojo.
La peña “El Abadejo” (1976‑1977)
Aunque sólo existió durante dos años, la peña “El Abadejo” se ha ganado un hueco entrañable en la memoria de Binéfar. Su irrupción en 1976 fue explosiva: más de 200 socios inscritos, convirtiéndose en una de las agrupaciones más numerosas del momento. Sin embargo, en 1977 su número se desplomó a apenas 36 miembros, y tras la fiesta de ese año, desapareció para siempre.
Dos generaciones, dos perfiles
En 1976 convivieron dos grupos bien diferenciados:
-
La junta directiva y sus allegados (20‑30 años)
Entre ellos destacaban:-
Vicente Grau (primer presidente)
-
José Enrique Pueyo
-
Armando Clemente, apodado «el pintor»
-
José Antonio Zarroca
-
Fernando Alzuria
-
Paco Cortes «de la Roseta»
-
Ricardo Carraz
-
Mari Carmen Ibarz, conocida como «Lejandrina»
-
Miguel Ángel Pascual
Y otros miembros destacados de aquella generación.
-
-
Los más jóvenes (14‑16 años)
Fueron muchos, entre ellos:-
Jesús Clemente
-
José Peyrón
-
José Luis Pau
-
Anselmo e Javier Isábal
-
Paco Quintanilla
-
Saturnino Colomina
-
Juan José Mallén
-
José Antonio Blanco
-
José Ignacio Calero
-
María José Toda
-
Ángela Mata
-
Estrella García
-
Joaquín Isábal
-
Este mestizaje generacional dio a la peña una energía inusual.
Cambios en la presidencia: la mili llama
Vicente Grau ejerció como primer presidente hasta abril de 1977, cuando fue llamado a hacer la mili. Esa baja supuso un punto de inflexión: la dirección pasó prácticamente a manos del grupo juvenil, algo que provocó tensiones y cambios en la dinámica interna.
Contexto político: sombras de la Transición
Durante 1977, la peña fue salpicada por problemas de índole política, que afectaron a personas vinculadas a la misma. En plena Transición —aún marcado por herencias de la dictadura— las ideologías podían conllevar riesgos reales, y el ambiente difícil hizo que la peña se reduzca a solo 36 socios. Parte de los ya inscritos llegaron a pedir la devolución de cuotas, porque sus padres no aprobaban su pertenencia al Abadejo.
Aunque hoy pueda parecer anecdótico, el contexto de represión policial y miedo residual explica por qué una agrupación festiva como esta pudo provocar tanta preocupación.
Local polivalente: donde convivían taller y cava
El “cuartel” de la peña estaba en la confluencia de Buenavista y Palomar, en un antiguo garaje reconvertido de pequeña confección. Espacio justo para cuatro pacas (sillas) y el tonel del vino que el Ayuntamiento facilitaba, donde peñistas y vecinos se reunían para preparar las fiestas.
El torero improvisado: Paco Cortes «de la Roseta»
Una anécdota clave: Paco Cortes, parte de la directiva, asume el papel de torero en una de las novilladas. En su primera intervención sufre una cogida grave, que le abre un labio y provoca una hemorragia. Es llevado a casa y eso marca el final abrupto de la fiesta —o, como se decía entonces, “se da por terminadas las fiestas”. Su valor le ha granjeado un lugar estelar en la historia festiva de Binéfar.
Disolución y migración hacia “Latacín” y “La Kraba”
Tras el fin de fiestas de 1977, la peña se disuelve. El grupo se repartió entre otras dos:
-
Peña Latacín, que acogió a la mayoría de miembros más jóvenes.
-
Peña La Kraba, que recibió a la junta directiva original, donde incluso algunos ocuparon cargos similares a los que habían tenido en El Abadejo.
Fuentes:
Fuentes:
- 25 años peña la Kraba de Ramón Muro y Sergio Isábal
- Ayuntamiento de Binéfar
Serie peñas de Binéfar: