Origen e identidad (1977)
La Peña El Cetril nació en mayo de 1977, apenas un año después de las primeras peñas formadas en 1976: La Gayata, La Kraba, El Tozal, Latacín, Binéfar 77 y Cascabel. Su nombre hace referencia a un 𝗯𝗼𝘁𝗶𝗷𝗼 — en aragonés “cetril” significa precisamente eso — y su anagrama lo representaba claramente: un botijo dibujado.
Peñistas del Cetril en las vaquillas
Detalle de la segunda camiseta de 1978.
A diferencia de otras que surgieron de chamizos tradicionales, El Cetril no deriva de ninguno de ellos. Nace directamente del Club Montaski, ligado a la Organización de la Juventud Española (O.J.E.), con perfiles jóvenes que venían de actividades de montaña y de raíz religiosa, por ello nunca llegó a integrarse en la estructura “clásica” de peñistas de Binéfar.
Actividad y duración
La peña tuvo una vida breve: solo dos años en activo. Su núcleo estaba formado por chavales de entre 13 y 14 años, algunos apoyados por jóvenes de pocos años más, que asumieron tareas directivas con apenas más experiencia. En su uniforme, destacaba el verde, aunque en su segundo año también vestían de negro.
El primer año (1977) con aerosol, sobre las camisetas de color verde claro se pinta sobre un mapa de Aragón cubierto de franjas rojas y amarillas un botijo sobrepuesto. Al año siguiente debido a que las camisetas verdes se ensuciaban mucho, se cambia a negras con cuello y bocamangas blancas y el logotipo en blanco en la espalda.
Durante su tiempo de existencia, no llevaron a cabo actividades propiamente peñistas: ni cenas mediáticas, ni carrozas relevantes, ni implicación en la dinámica común de APEBIN. De hecho, su local tenía más apariencia de chamizo que de peña organizada. Tenían tocadiscos y tonel de vino. Esta falta de estructura y de actividades propias contribuyó a su desaparición.
¿Quien fue quién?
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No aparecen nombres destacados como presidentes institucionalizados. En las baquillas el maestro era Juan Manuel Campo ayudado por Pío Marco Truco.
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Alquilaron locales en calle Sisallo (1977) y calle Barcelona (1978), sin llegar a consolidar una sede definida o habitual. El local de la calle Barcelona había sido usado anteriormente por la Peña La Gayata.
Cabe señalar que su público era muy joven y no habían existido generaciones anteriores que los respaldaran, lo que les restó proyección. Una vez se disuelve, sus integrantes se reparten entre la peña Rosigón, en gran parte, Kraba y Latacín.
Comparación breve con otras peñas
Las primeras peñas de Binéfar (La Gayata, El Tozal, La Kraba, Latacín, Cascabel y Binéfar 77) nacieron entre 1976 y 1977, muchas de ellas con fuertes raíces en chamizos locales y una rápida integración en APEBIN. Sin embargo, El Cetril:
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No se integró formalmente en la estructura asociativa.
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Tampoco desarrolló actividades propias relevantes.
Careció de una base social consolidada más allá de su juventud y entusiasmo inicial.
Legado y aprendizaje
Aunque efímera, la existencia de El Cetril deja un mensaje interesante:
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La juventud no basta por sí sola: sin organización, planeamiento y cohesión, ni siquiera el entusiasmo más genuino sostiene una peña en Binéfar.
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El origen importa: no anclarse en estructuras previas (como chamizos o lazos generacionales) puede limitar la supervivencia.
Valorar las raíces locales: mientras muchas peñas adoptaron nombres simbólicos o de identidad popular (como La Gayata o el Abadejo), solo prosperaron si contaron con compromiso activo de sus miembros.
La pancarta de 1978
En la pancarta de 1978, el espíritu del Cetril se dibujaba entre lo festivo y lo surrealista. En la esquina superior derecha vemos a un socio colocando las banderillas a un toro, mientras otro salta delante de la bestia, aferrado a un botijo como si fuera el tesoro más preciado de la Peña. Justo debajo, dos miembros de la charanga, con sombrero blanco de banda negra al más puro estilo "Pepe Palomeque y sus Tozaleros", animan la escena con bombo y trompeta.
La bandera de Aragón atraviesa la escena como eje de identidad, y en el centro, dominando la composición, aparece la portada de la Iglesia Parroquial de Binéfar, un guiño claro a las raíces del pueblo. En el lado izquierdo una motocicleta con un signo de interrogación apunta a las entonces puestas en duda actividades de motocross en la sierra de San Quílez.
Pancarta peña Cetril en 1978. Fue el único año que participó en el concurso de carrozas quedando en séptima posición. La carroza era un carro decorado encima de un remolque en la que iba subida Dolores Ovejero.
Datos clave resumen
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Fundación: mayo 1977
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Duración: 2 años (1977–1978)
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Origen: Club Montaski (juventud montañera). Recoje muchos socios de la Peña El Abadejo.
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Uniforme y anagrama: verde (luego negro), botijo dibujado
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Actividades: mínimo desarrollo de eventos propios. Van en conjunto al desfile, los toros, detrás de la charanga y al baile de otras peñas al haberse integrado en la estructura del APEBIN.
Desaparición: por falta de organización y continuidad
La Peña El Cetril es un ejemplo de cómo una peña, pese a nacer con ilusión y juventud, puede desvanecerse rápidamente sin una base organizativa sólida. Su breve trayectoria contrasta con la de otras peñas de la época que sí perduraron, gracias a su capacidad de integración, diversidad de actividades y apoyo social intergeneracional. En la memoria local queda su botijo como símbolo de que ser joven no siempre garantiza permanencia.
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Serie peñas de Binéfar:
- Cascabel
- Chaplin
- Cetril
Fuentes:
- 25 años peña la Kraba de Ramón Muro y Sergio Isábal
- Ayuntamiento de Binéfar
- Partidas, calles y apodos de Binéfar (Huesca), de Javier Giralt Latorre